Como siempre he dicho, una vez que tienes tus necesidades básicas cubiertas (en tu caso puede ser el haber encontrado un trabajo estable, haber formado una familia que te quiere y respeta o haber logrado lo que de uno se espera…) pueden pasar dos cosas, la segunda menos probable que la primera:

1. Te acomodas. Game over. Pasarás la mayor parte de tu vida más o menos como la que llevas ahora. Nada te impulsará a volver a alcanzar grandes retos y serás un ciudadano más. Enhorabuena, has alcanzado la mediocridad.

2. A pesar de haber alcanzado tus objetivos primordiales hay algo en ti que te impulsa a seguir avanzando. Tu deseo de aportar y de seguir aprendiendo no cesa, y aunque aún no has llegado a rozar alguna gran meta sientes que debes seguir empujando. Enhorabuena, has establecido el liderazgo en tu vida.

La educación es esa semilla que si germina de verdad en tu interior te impulsará a ser del segundo grupo. Por cierto, la educación no sólo es colegio, pizarra y maestro, es más: viajar, interpretar, pintar, ilusionarse, el cine, conocer gente, respetar, etc. y sobre todo conocer.

Culpamos mucho a los políticos de toda la situación que presenciamos ahora pero hay quien dice que los políticos de un país son el reflejo de la educación de su pueblo. Tiene su lógica: cuanto más listas sean las ovejas, más le costará al pastor engañarlas. Si tu hij@ fuese un político el día de mañana, ¿que educación le darías hoy?